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Ventanas a Miami

Cómo las ventanillas de café al paso de la ciudad (o ventanitas) comenzaron como una innovación comercial y se convirtieron en una institución cultural.

15/5/2023
5 minutos de lectura
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Uno de los principales recuerdos que Rudy Álvarez tiene de Miami en 1980 (su primera semana en los Estados Unidos después de llegar de la región rural de Pinar del Río en Cuba) es un breve paseo desde la vivienda unifamiliar de su hermano en el barrio Little Havana de Miami hasta lo que muchos consideran un monumento a la comunidad cubana de la ciudad. El monumento en cuestión, ubicado en la calle ocho, no era una estatua ni un museo, sino el Versailles Restaurant y su famosa ventanilla de café al paso, conocida como ventanita. 

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La ventanita es un invento distintivo de Miami, creado a fines de los años sesenta por el fundador de Versailles, Felipe Valls Sr., como una forma de combinar la cultura del café cubano (construida en su momento alrededor de los puestos al aire libre) con el audaz nuevo mundo de interiores con aire acondicionado que estaban transformando a los Estados Unidos. Si bien la primera ventanita se perdió en un incendio en 1977, para ese entonces, la engañosamente simple innovación ya se había transformado en un clásico de los negocios cubanos en la ciudad. Más que un sencillo sistema de entrega del fuerte café cubano, las empanadas y los pasteles, las ventanitas surgieron como puntos fundamentales de conexión para los recién emigrados, lugares donde reunirse, charlar y celebrar un elemento vital de sus nuevas vidas: la razón por la que vinieron a los Estados Unidos en primer lugar.

La ventanita es un invento claramente de Miami.

“Sí, la ventanita,” dice Alvarez, que trabaja como conserje en un edificio de oficinas de Corral Way, con una sonrisa que ocupa todo su rostro de 74 años. “Aquel día, en el café, tuve mi primera sensación de libertad, porque todos a mi alrededor hablaban abiertamente de política sin temor a las consecuencias”.

En la actualidad, hay más de 1,000 ventanitas esparcidas por todo Miami, ventanas corredizas integradas a restaurantes que desdibujan la línea entre múltiples mundos (adentro y afuera, Cuba y Estados Unidos), cada una con una actitud diferente, su personalidad y sus ávidos clientes habituales. En conjunto, funcionan las 24 horas y son la arteria central de la ciudad, como lo son las bodegas en Nueva York; además, son un testimonio de cuán cabalmente los cubanos han revolucionado la forma en que los habitantes de la ciudad consume café y entran en comunión unos con otros. Si vives en Miami, la ventanita es parte de tu rutina matinal, una base para el almuerzo y, a menudo, la última parada después de una noche de borrachera. Te has encontrado con viejos amigos.Has hecho amigos nuevos.Es el lugar al que te sientes atraído, como si tuviera un imán, para disfrutar de una dosis periódica de la vitamina C propia de Miami: cafecito, croquettas y charla. 

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Nos quedamos cortos si decimos que Miami cambió desde que se abrieron las primeras ventanitas corredizas en los años sesenta. Solo en la última década, el distrito comercial del centro de Miami fue transformado por peculiares estalagmitas de vidrio y metal, como si estuviera ávido por competir con el paisaje urbano de Manhattan, con muchos de los imponentes condominios que ahora albergan a las decenas de miles de neoyorquinos que huyeron al sur durante la pandemia. Según la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios, más de 330,000 personas se mudaron a Florida entre 2020 y 2021, muchos a Miami. Tras de sí, a veces parece que la ciudad se hubiera convertido en un lugar donde solo las empresas más llamativas pueden prosperar.  

Las ventanitas emergieron como nodos cruciales de conexión para los recientes emigrados, lugares para reunirse, charlar y celebrar un elemento vital de su nueva vida.

Y las ventanitas siguen existiendo y se multiplican, un astuto David que lucha contra el Goliath del enorme cambio, íconos de la historia y el legado en una ciudad que es notoriamente rápida para deshacerse de su pasado. Desde sus inicios fueron una ingeniosa pieza comercial, ya que generaron una corriente de ingresos dual para los restaurantes, con los salones internos donde se sirven platos más caros, y la línea de cajas del exterior, que ofrece opciones más rápidas y económicas; un modelo que demostró ser sólido, y que prospera y seduce a los recién llegados, sin necesidad de cambiar. La Carreta, otro clásico, ahora tiene nueve sucursales en el condado de Miami-Dade, con tres de ellos que incluyen una emblemática ventanilla de comida para llevar. Entre la exhibición de pasteles de South Beach, un epicentro de las tarjetas Black y los Bentleys, la ventanilla de Las Olas sigue experimentando un gran éxito. Lo que para un emigrante como Rudy Alvarez fue, en su momento, un recordatorio del motivo por el que dejó Cuba para llegar a Estados Unidos, hoy se ha transformado en un refugio para toda la ciudad.

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“Aquel día, en el café, tuve mi primera sensación de libertad, porque todos a mi alrededor hablaban abiertamente de política sin temor a las consecuencias”. — Rudy Álvarez, cliente de Versailles

“La gente siempre habla sobre el cambio en Miami: alquileres cada vez más caros, y personas y negocios nuevos que llegan todo el tiempo”, dice Alvarez. “Pero, ¿las amistades que haces en el cafecito en las ventanitas? Eso dura para siempre”. 

Acerca de Secret Menu

Creamos Secret Menu, una revista impresa y digital de DoorDash, con la convicción de que la historia de un restaurante puede ayudar o inspirar a otro. Nos enorgullece presentar historias que conectan a las comunidades locales de restaurantes y celebramos la destreza y el ingenio que las hace brillar en el blog de tiendas. Descubre más historias de Secret Menu aquí.

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